Los contenedores de plastico con la tapa desplazada son comunes en los armarios de la cocina. En ese cajón donde los recogemos, sucede una especie de enigma: de un día a otro, tienes más tapas que bases, o al contrario, según algunas personas.
El efecto que ejercen en la vida diaria es innegable. Los refrigeradores se han convertido en auténticos refugios para comidas improvisadas y para almacenar peticiones de la abuela o pedazos de tarta sin terminar. Todos aprendimos a reconocer quienes mantienen la comida de manera efectiva desde nuestra infancia. Los arrozales son transparentes, los moleros opacos. Algunas personas utilizan los cajones de la cocina para almacenar objetos no relacionados con la cocina, como utensilios de cocina, canicas y materiales para manualidades.
Existen técnicas, teorías e incluso habilidades familiares para determinar quién consigue recolectar los contenedores de manera más eficaz sin que se desborden por la puerta. ¿Has tratado de ordenarte utilizando estos contenedores? En familias con escasez de espacio, es un arte menor pero imprescindible. Los contenedores son un ícono para memes en internet debido a su lucha contra el desorden cotidiano.
El medio ambiente ha sido afectado por el plástico durante mucho tiempo. Es preocupante la gran cantidad de desechos en las noticias. Emergen marcas que optan por materiales reciclables y procedimientos más respetuosos con la naturaleza, sin embargo. Ese anticuado recipiente de helado se transforma en contenedor de frijoles debido a la tendencia del reaprovechamiento. La cocina de mamá suscita mucha imaginación durante la semana.
Los recipientes plásticos tienen su propio aroma. Eliminar el aroma de cebolla o pescado puede ser difícil. Añadir rodajas de limón al agua caliente con bicarbonato y mantener la tapa al sol. Ninguna táctica secreta elaborada por los hogares resulta efectiva al 100%.
Los contenedores de plástico de un solo uso contribuyen a disminuir los residuos de alimentos si se utilizan correctamente, a pesar de la preocupación por evitarlos. La clave es elegir calidad sobre cantidad y garantizar durabilidad. Darle un uso secundario fuera de la cocina, dividirlos, cambiarlos. Algunas personas guardan pinturas, medicamentos, juguetes o semillas para plantar.
En eventos sociales, surge la pregunta “¿llevas un tupper?”. El conocido ritual de distribuir sobras en recipientes pequeños vincula a la familia. Las batallas campales por los contenedores de almuerzo son parte de la cultura.
Los recipientes de plástico son un componente indispensable de nuestra vida cotidiana, con soluciones sorprendentes y relatos dignos de contar. En conclusión, son camaleónicos y todoterrenos. Reencuentro, pérdida, rechazo y amor. La vida es así, entre cajas y tapas en movimiento.